Despertar
La tarde no se hizo esperar, llego lo más rápido que ellos pudieron haberse imaginado, las risas, las miradas, daban un aire de inocencia y ternura que harían sentir mal a cualquier persona solitaria que los viera; el momento de despedirse llego, ahora deben volver a la realidad – yo no – dijo él – voy estar en este estado suspendido toda la noche – ella sonrió y lo beso, fue un beso profundo, de esos que despiertan cada célula del cuerpo y dan paso al deseo.